La trampa se fue construyendo poco a poco, mucho antes de que todos supieran, cuando el verso cristalizaba el encuentro, pero detrás venia una trampa silenciosa, una trampa con pasos lentos y seguros, el foso oscuro donde todos caímos, la trampa que anudó la garganta de la honestidad y dejó al descubierto lo podrido, la escasez, el hocico de la bestia, una trampa con barrotes de acero y todos atrapados ahí. Hubo quien juró y apostó por la unión de los desamparados, hubo quien siempre escondió su cuchillo como arma letal debajo de su lengua, pero la trampa estaba hecha para todos, la mano de Dios sabe quien la hizo aparecer como un nicho hediondo, y vio su obra: los meandros del destrozo …nadie es inocente!, todos compartimos el mismo pecado, todos contagiados por la picadura de la lengua obscena y la oscuridad, juicios de perdón, señalamiento a la locura. Pero había una historia, también un olvido, la trampa enfurecida arrancó del arlequinesco rostro, la careta,…todos culpables!, un preludio antecede al aguijón enterrado, todos contra todos… y el amor, abrazado al último barrote de la esquina…
Maria Antonia Segarra
Maria Antonia Segarra
