Amanece...

Author: Miette / Etiquetas:

Es el amanecer. Cuerdos y locos al viento, para todos amanece igual, la gran conquista igual, la multitud en la búsqueda, igual. Los callejones aun sucios de los orines de la noche anterior, alguien me ve mirar por la ventana los árboles gigantescos, apartada del mundo visiblemente compungido, la estrecha esfera ovalada, una nave color sepia me sostiene con sus muros marfil, sarcófago amplio. Están roncas las voces que piden limosnas, mi voz también esta ronca, he pedido una limosna a la muerte.

Solapa planchada, botones en orden y parejos, agudos mechones sobre el rostro, ojos rodeados de sangre, el pez nadando entre los parpados, la arena corriendo estrepitosa y yo fecunda, como tierra mojada, oriunda de la lluvia en la ultima noche, se metió en mis orificios, me ha dejado trepidante y confusa, como las novicias en su primera excitación: delante del refajo un circulo amarillento lleno de consciencia y recuerdo: culpables y deseosas.

Es profundo, no quiero mencionar mas el mar, contratiempos con las horas que no producen nada, revelaciones y revelaciones. Una gran noticia en un mundo de pergeño famélico, se supone que saliera a saltar por el jardín y obviar el hambre y la desnudez, de que me sirve?, las niñas al colegio y sus asignaciones rosas, he perdido al niño, sigue perdido, quien será y quien ha dejado de ser, pura consecuencia, todo es la consecuencia, ya pronto será el cadáver, violáceo, obstruido de muerte, he de saberlo, porque espera la muerte, espera oler el cuerpo muerto y echarse hacia atrás donde sea que piensan sus manos, ufanarse de su logro y lentamente degustar su consecuencia, la que envuelve debajo de sus telas, brillantes piedras. Bestia vestida de amabilidad, farsantes con semblantes de ternura.

Quien soy?… no hay una sola gota de entendimiento, todas las publicaciones han salido en temporada, no sabe si soy yo o la traición encarnada, confunde los ojos de quien no soy, yo, también estoy pálida y desperdiciada en el mundo de los ocluidos, de los sinrostro, advenida de cualquier virus elocuente alojado en mi garganta llena de silencio, la traición de mis ojos, secuencia de inutilidad tardía. Me quedare callada, rozándome la vena con los dientes, silencio mío, silencio del mundo, silencio del perro que persigue mi sombra, silencio de hospital vacío ,a deshora, silencio del silencio, que mas da, cualquier cosa ya no importa…


Concepción Benito