En nuestra  vida, nada fue recto
  Recto para  nosotros
  En nuestra  vida, nada se consumó hasta el fondo
  Hasta el fondo  como para nosotros
Pero tomar el  vacío entre mis manos
  Cazar la  liebre, cazar al oso
  Golpear  valientemente al oso
  Ser despojado  de todo, haciendo transpirar nuestro propio corazón
  Arrojado al  desierto, obligado a reunir su ganado,
  un hueso por  aquí, un diente por allá, a lo lejos un cuerno
  Eso es para  nosotros
Y decir que  las siete vacas gordas nacen en este momento
  Nacen, pero  nosotros no las ordeñaremos
  Los cuatro  caballos alados acaban de nacer
  Han nacido,  sólo sueñan con volar
  Nos da pena  retenerlos. Llegarán casi hasta las estrellas esos  animales
  Pero no nos  transportarán a nosotros
  Para nosotros  los caminos de topo, de alacrán
  Además, hemos  llegado a las puertas de la Ciudad,
  De la  ciudad-importante
  Estamos ahí,  no hay duda. Es ella. Es ella de verdad.
  Todo lo que  sufrimos para llegar… y para partir
  Desatarse con  lentitud, fraudulentamente, los brazos en la espalda…
Pero no somos  nosotros los que entraremos
  Son jóvenes  qué-me-miras todos verdes, muy altivos quienes entrarán
  Pero nosotros  no entraremos
  Tampoco iremos  más allá. ¡Stop! No más allá
  Entrar,  cantar, triunfar, no, no, no es para nosotros.
Henry Michaux